Puede que pienses que al donar ropa vieja evitas que acabe en el vertedero, pero esto no es necesariamente cierto.
¿Necesitas deshacerte de ropa vieja? No eres la única: con la moda rápida, es más fácil que nunca seguir las tendencias. Pero la ropa barata no está hecha para durar, y ese exceso suele acabar en una larga cadena de reventa y reciclado que consume mucho carbono y mano de obra, cuando no directamente en un vertedero.
Por persona, los españoles generan una media de entre 12 y 14 kilos de residuos textiles al año, es decir, unas 34 prendas.
Donar y comprar ropa de segunda mano es una alternativa muy popular (a la que incluso anima el Ministerio de Consumo), pero hay que analizarla en su justa medida. En Estados Unidos, sólo entre el 10% y el 20% de la ropa donada se vende en tiendas de segunda mano. El resto pasa por una serie de ventas, desde revendedores a recicladores textiles, como por ejemplo, Acteco.
«Todo el mundo tiene ‘piel’ en la cadena de suministro, así que hay incentivos para no perder artículos en los vertederos porque eso supondría una pérdida de ingresos», afirma Amelia Trumble, directora general y cofundadora de Retold Recycling.
Aunque todos los textiles donados, salvo un cinco por ciento, se revenden para su reutilización o reciclado, es imposible saber con exactitud cuántos acaban convirtiéndose en basura.
Decidir dónde donar supone una gran diferencia no sólo para tu huella medioambiental, sino también para tu comunidad. Esto es lo que hay que tener en cuenta a la hora de limpiar el armario.
¿Qué ocurre cuando donas ropa vieja?
La creación de empleo es también una parte importante del ahorro solidario: el personal realiza el importante primer paso de la clasificación en organizaciones como Recuprenda, Madre Coraje y Verde Universal.
«Una vez que las donaciones llegan a nuestras instalaciones, nuestro equipo realiza una inspección minuciosa para asegurarse de que los artículos no están dañados con agujeros o manchas ni son inapropiados, determina el precio adecuado y, a continuación, abastece nuestras estanterías», explica Michelle Ness, directora ejecutiva de PRISM, una organización sin ánimo de lucro de Minnesota (Estados Unidos) que vende las donaciones de ropa en su tienda de segunda mano Shop for Change.
Tanto si se donan a Goodwill como a un lugar como PRISM, los mejores artículos se desvían a webs de compra-venta y subasta, y los siguientes mejores se venden por piezas en las tiendas de segunda mano. «Los artículos que no cumplen nuestras normas de calidad se envían al Ejército de Salvación, donde pueden iniciar un viaje más largo y global para su reutilización», explica Ness.
Las grandes organizaciones de segunda mano reciben grandes volúmenes de donaciones y cuentan con la experiencia, el equipamiento y las alianzas necesarias para procesar y extraer el máximo beneficio posible, afirma el periodista Adam Minter en su libro Secondhand: Travels in the New Global Garage Sale. La mano de obra, el transporte y los costes medioambientales se suman, pero todas las donaciones (salvo las que se depositan en vertederos, que tienen un coste de eliminación) generan ingresos que se destinan a programas de organizaciones benéficas y sin ánimo de lucro.
«Goodwill y otras organizaciones benéficas similares ofrecen un canal de eliminación de ropa que los ayuntamientos no cubren en gran medida», afirma la Dra. Tasha Lewis, profesora clínica asociada de estudios de moda y comercio minorista de la Universidad Estatal de Ohio (Estados Unidos).
Alrededor del 5% de todas las donaciones textiles van directamente al vertedero, debido a contaminantes como el moho. Las donaciones que no se venden en el punto de venta o que lo eluden por completo (prendas aún vendibles pero de menor calidad) van a parar a las tiendas outlet de Goodwill o el Ejército de Salvación, donde se venden por bolsas o al peso.
Las organizaciones benéficas venden el resto a varios revendedores, recicladores y recuperadores. Tanto en en muchos países, algunos textiles se reutilizan como trapos para limpiar coches o maquinaria, se reciclan en «nuevas» telas o se convierten en relleno o aislante.
Estados Unidos es el lider mundial en exportación de ropa de segunda mano con alrededor de 700 millones de kilos de ropa envíados anualmente a países subdesarrollados, donde las prendas se revenden para volver a ser usadas, reutilizadas o recicladas. El siguiente en la lista es Alemania con 500 millones de kilos. España, ocupa el puesto 16, con menos de 60 millones de kilos de ropa enviados al extranjero.
Esta economía textil circular crea algunos puestos de trabajo y elimina otros, pero también puede arruinar la fabricación local de ropa y algunos países están intentando limitarla.
¿Cual es la mejor forma de deshacerse de la ropa vieja?
La mejor manera de asegurarse de que su ropa buena y utilizable no se convierta en basura es aumentar las posibilidades de que acabe en manos de alguien que la quiera.
En primer lugar, no esperes demasiado si decides donar ropa a una organización, grande o pequeña. «Cuanto antes done la gente sus prendas no deseadas, más demanda habrá de ellas», dice Ness.
Dones donde dones, asegúrate de que la ropa esté limpia y seca. Si está dañada o manchada, no la envíes a tiendas de segunda mano. No tienen capacidad para hacer reparaciones y sólo «crea una carga financiera además de la carga ecológica, y frustra el propósito de la acción caritativa», dice Trumble.
Busca una organización que se centre en los productos que quieres regalar. I Support The Girls, por ejemplo, es una organización sin ánimo de lucro que recoge y dona millones de sujetadores usados. Su fundadora, Dana Marlowe, dice que los sujetadores están «entre los productos más demandados pero menos donados».
También puedes tratar directamente con gente que quiera usar tu ropa. Puede ser en un mercadillo o en un grupo local de donación online. También puedes vender, intercambiar o alquilar prendas sueltas en aplicaciones como Wallapop o Vinted. Puede llevar tiempo y hay un coste de carbono: hay que hacer envíos para llegar al comprador, o al almacén y luego al comprador.
¿Qué se puede hacer con la ropa estropeada?
La ropa que está manchada o estropeada sin posibilidad de reparación probablemente nunca se vuelva a usar. ¿O sí? Intermon Oxfam cuenta con una guía (Do it yourself) repleta de ideas para hacer manualidades otiginales con las prendas que ya no usamos.
Si estás decidido a deshacerte de la ropa, puedes depositar tus prendas en los contenedores especificamente destinados a este fin (consulta la web de Ecoembes para conocer todos los detalles). La ropa vieja puede convertirse en relleno de tapicería, acolchado de alfombras, aislante y limpiaparabrisas para el lavado de coches, e incluso generarse en nuevos textiles.
El reciclaje es mejor que el vertido, pero suele implicar mucho trabajo manual en empleos mal pagados, entornos laborales precarios, «requiere transporte y, por tanto, más emisiones de CO2 y, en el caso de los tejidos reciclados, muchos productos químicos y agua», afirma Nada Shepherd, cofundadora y directora ejecutiva de la aplicación de intercambio de ropa entre iguales ReSuit.
«Puede llevar tiempo investigar un poco para encontrar la organización adecuada que realmente pueda utilizar los artículos que quieres regalar», dice Marlowe. «Pero es más gratificante que meterlo todo en una gran bolsa de basura, tirarlo a un contenedor y esperar lo mejor».
Entonces, ¿que hacemos con la ropa usada que ya no queremos? Descubre la opción definitiva que recomiendo personalmente al final de este artículo.